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Realidades Distintas

Olimpia y Motagua viven realidades distintas, por un lado un proyecto de éxito, donde no hay duda que existe capacidad para manejar el talento, en otra parte un club que en su totalidad que está sufriendo una enfermedad que para sus aficionados parece una eternidad.


El Motagua se ha convertido en un equipo de época, con varias finales seguidas, un modelo de juego definido, un entrenador que entiende la cultura del club y la de sus aficionados. Unos jugadores que se han consolidado en una idea no solo de juego pero también de equipo que repercute luego en el terreno de las acciones.


En el azul profundo no importa que disposición geométrica disponga su técnico, cada jugador lo entiende, esto significa que Diego Vásquez trabaja muy bien a su equipo durante la semana. La directiva cree ciegamente en el argentino y este devuelve con creces está confianza. Es vital en este proyecto de éxito, que el entrenador, ex jugador de la institución, se sienta identificado notablemente con la causa y sobre todo que tenga una estilo de juego definido.


Rubilio Castillo en está travesía se ha convertido en el máximo artillero de la institución, superando a un histórico como Ángel Obando, mérito primeramente del delantero que lucha continuamente con su temperamento explosivo, de sus compañeros que le buscan por lo alto y de su técnico que le tiene como referente en el área. Los jugadores como Carlos Discua y Erick Andino han dejado la irregularidad de antaño y son constantes en el juego gracias a que su calidad técnica la brindan al servicio del equipo.


El Olimpia en cambio tiene dos años de no poder clasificar a una final de la liga nacional, un club enfermo, que está en decadencia, que precisa de una renovación urgente, un equipo que no juega a nada y que busca parches caseros para sobrevivir.


El Club Deportivo Olimpia vive una crisis hace mucho tiempo atrás, desde el campeonato centroamericano logrado en Costa Rica, el equipo no volvió a ser el mismo. No pudieron reemplazar las salidas de Roger Rojas, Alex López y Luis Garrido, que actualmente triunfan en la Liga Deportiva Alajuelense. Estos jugadores eran elementales para el funcionamiento del equipo.


Los fichajes sudamericanos pasaron prácticamente fuera del campo en el Olimpia, Nicolás del Greco trató de consolidarse en su momento. Rony Martínez todavía no logra cuajar una senda goleadora, mucho menos Diego Reyes que luego de sus fallos en el partido contra Red Bull fue sentenciado prácticamente al banquillo. La contratación de Wilson Palacios fue un fiasco, muy poca condición física. Y la pésima contratación de Luis Ovalle, que ha dejado una muy mala imagen en Honduras.


El juego del Olimpia, a inicios de está temporada prometía cambios significativos en su estructura ofensiva, con Michael Chirinos (que es el mejor jugador del Olimpia) jugando por dentro y permutando constantemente. La renuncia de Restrepo, que dejó entrever que los jugadores no entendían su estilo de juego, fue el principio del fin para los leones en este torneo.



Olimpia no puede vivir de gente del pasado, entrenadores que glorifican el juego en la televisión pero que no pueden explicar justamente que él no tiene tiempo para confeccionar un modelo de juego. Espinoza no jugó a nada, criticó todo y arremetió contra todos. Es una falta de respeto para el Olimpista el trato que se le dio. ¡El Olimpista siempre quiere ver espectáculo!


Olimpia y Motagua viven realidades distintas, los merengues en una crisis de juego como pocas veces se ha visto y los azules en una época que quedará en la historia del club.



fuente de imagen hondudiario.com

#FútboldeHonduras #Olimpia #Motagua

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